Te debo un abrazo

Foto: Toni Bernat
Texto: Martin Gallego
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No he podido evitar hacer una historia de amor. No es que no quiera hacerlas, pero soy un tio duro y tengo que preservar mi imagen.... Además, acaba bien. ¡Mecachis, ya se me ha escapado...!
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Te debo un abrazo
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Recogió las cartas del buzón antes de salir de casa: agua, gas, teléfono ("joder, este mes viene todo!"pensó), mucha publicidad y su carta. Reconoció la letra al instante. En realidad la esperaba desde hacía dias, aunque temía el momento en que llegara. Guardó los otros papeles en el bolso y salió a la calle con su carta en la mano. Juan se había marchado hacía dos meses. Las cosas no iban bien entre ellos ultimamente. De hecho, aceptar aquel trabajo tan lejos había sido una excusa de mutuo acuerdo para poner un paréntesis en su relación. El recuerdo de los últimos dias juntos era agridulce. Disfrutaban en la cama, pero había cosas de él que no le acababan de gustar, de hecho le molestaban. Y ahora que lo pensaba detenidamente, no había tenido ocasión de decírselo. Tan sólo una sensación de pequeñas frustraciones acumuladas combinada con mucho trabajo y unas gotas de mal humor habían bastado para poner mucha frialdad entre ellos antes de separarse. Había leído que si quieres a una persona la has de abrazar como poco una vez al dia. En la última época juntos, no hubieron abrazos. En ese momento deseó que él la abrazara, mas que hacer el amor o cualquier otra cosa en el mundo. Un abrazo suyo era seguridad, bienestar, era como cuando de pequeña su padre la apretujaba y ella explotaba de alegría. Pero él no estaba. Sólo tenía su carta. Se paró, respiró hondo y la abrió. Una persona que se cruzara con ella en aquel momento vería una chica con gesto muy serio leyendo una carta parada en medio de la acera. Pero ella no estaba en el mundo. Las palabras que él le escribió estaban ante sus ojos. Leyó: "Hola Rosa. Hace varias semanas ya que estoy aquí y he tenido tiempo para pensar en nosotros. Quiero decirte varias cosas y no puedo esperar a verte. Los último dias antes de marchar no hablamos mucho, ése fué nuestro error. Yo estaba de muy mal humor, no sabía qué hacer con el trabajo. Ahora me he dado cuenta de que el trabajo no es tan importante, al menos no tanto como tú. Te debo un abrazo, tengo ganas de abrazarte, de reir contigo, de decirte lo que no me gusta de tí y de que me digas lo que no te gusta de mí, de despertar a tu lado...
Pero tengo miedo de llamarte y oir cosas que no me gustaría oir. Por eso te escribo esta carta. Si tu quieres, me llamas y lo dejo todo. Llámame, por favor....Juan."
Lo que ocurrió después fué una explosión de sensaciones. Una persona que pasara por allí en ese momento vería una chica llorando, saltando de alegría con una carta en la mano, con ganas irrefrenables de abrazar a alguien y buscando el móvil desesperadamente, todo a la vez....

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