Una historia increible

Foto: Pilar Marsá
Texto: Martin Gallego
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¿Qué tienen en común una enana, Las Ramblas y Bill Gates? Pues hasta ahora nada, pero eso puede cambiar....
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UUna historia increíble
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Cuando vio venir a los fotógrafos supo que aquello no iba a ser bueno para ella. En Las Ramblas pasaba desapercibida desde hacía tiempo. Cuando le pidieron permiso para fotografiarla, no se pudo negar. A fin de cuentas vivía de eso. Pero esta vez tuvo una mala sensación. Estuvieron un buen rato e hicieron un montón de fotos. “Son para el diario”, dijeron, pusieron 5 euros en la caja y se fueron corriendo. Al día siguiente salió la foto en el periódico. Le habían dado el premio Gates de la Concordia a Las Ramblas y en la imagen que ilustraba la noticia salía ella. El pié de foto decía: “El premio instaurado por el magnate americano ha recaído sobre el colectivo humano de esa calle por sus valores de tolerancia hacia las personas sin tener en cuenta su origen, clase social o nacionalidad”. Ahora sí que estaba jodida. No volvería allí. Estaba cansada de huir, de no poder echar raíces, de que la gente que quería se muriese de vieja, y no podía hacer nada. Ella simplemente vivía. Pasaban los años, muchos años, y ella seguía viva. Con el tiempo conoció a algunos como ella, aunque era la única enana. Ninguno había hecho nada especial para que sucediera, y nadie había vendido su alma. El único diablo que conocía era un francés maleducado que se ponía disfrazado de demonio casi en la puerta del Liceo y se dedicaba a asustar a los turistas. Estaba desesperada y triste. Hacía muchos años también hizo de modelo y luego se arrepintió. Tenía la impresión de que se iba a arrepentir nuevamente por dejarse fotografiar. Otra vez a dejarlo todo, otra vez a huir….
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Pidió al ordenador la portada de los principales diarios y en casi todos aparecía la misma foto de Barcelona. Le habían dado el premio Gates, su premio, a una calle de esa ciudad. El donativo que lo acompañaba era enorme, pero a cambio le daba prestigio y rebajaba impuestos. Se fijó en la foto. Se veía el paseo, con gente caminando, una enanita que era observada por todos y un fotógrafo retratándola. Inmediatamente algo hizo clic en su cerebro. Pidió ampliar la zona de la foto donde estaba la mujer y no dio crédito a lo que veía. Imprimió la imagen y salió con paso ligero. Al llegar a la gran sala, encontró allí a su secretario. Al verle alterado, éste le preguntó: “¿Qué sucede, Sr. Gates?” “Mira esta foto, a ver si te suena”. El asistente la cogió, la miró asombrado y se dirigió hacia un cuadro enorme situado en el centro de la pared principal. Se paró a un metro y dijo: “¡Asombroso, es la enana del cuadro de Velázquez!”. El multimillonario sonrió asintiendo satisfecho y dijo: “Quiero que la encuentren. Me gustaría preguntarle un montón de cosas….”

1 comentario:

Le Mosquito dijo...

Saludos, Martín:
Creo que es la primera vez que entro en tu blog, y lo he hecho a través de un enlace encontrado en el blog de Laura, "El alma de lo que está".
Debo decirte que, aún sin haber leído tus demás relatos, éste me invita a hacerlo. La forma, ya es mucho, entiendo. Una prosa desprovista de adornos aparentes, efectistas; y que me arrastra hacia sus contenidos (sentidos, sensibles, humanos...).
Pues eso: que me ha gustado, y que no he podido parar desde que he leído la primera línea hasta que he llegado hasta el desenlace.
Gracias por tu relato desde alguien que también relata sus propias imágenes con palabras, unas veces llenas, otras veces, sólo palabras.
Abrazos.