El jarrón

Foto: Hugo Solo
Texto:Martin Gallego
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Este relato es de ciencia ficción. Y de momento el único en el que el fotógrafo es el protagonista, aunque de una manera involuntaria.....Espero que a Hugo no le importe. Por cierto, así se llaman unos premios muy importantes de este tipo de literatura. El mundo es un pañuelo.
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El jarrón
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Aquella reproducción de la estación receptora era fantástica, enorme, enigmática. No sabían lo que era aquel objeto en realidad. Ellos nunca habían experimentado con cosas físicas, por algo se llamaban mentálidos. Pero lo habían conseguido. La aplicación de su sabiduría ancestral a las ciencias físicas abría un universo nuevo para ellos, literalmente. Ya no cabían en su mundo y habían sido necesárias varias generaciones para encontrar la solución. Por mucho que les pesara, se habían de trasladar físicamente. Sus pequeños y livianos cuerpos eran la mínima expresión para soportar su mente. Pero aún así eran demasiados. Aprendieron, investigaron, y llegaron a la conclusión de que el sistema de traslado mas fácil era establecer una cabeza de puente en el planeta mas cercano en forma de una estación receptora. Para ello habían elegido un objeto común y habían replicado su aspecto escondiendo dentro la terminal de desembarco. Ajustaron todo, centraron las coordenadas, e hicieron pruebas. Muchas pruebas que siempre daban el mismo resultado: ¡En la atmósfera del planeta receptor había agua, parecía ser que todo el planeta tenía agua!.¿Cómo podía ser eso? ¡No puede haber vida con agua! Es un veneno muy poderoso, aún en ínfimo porcentaje. Su pequeño cuerpo se deshacía como una aspirina efervescente en contacto con el odioso líquido. Así que habían tomado todas las precauciones posibles. Pero tenían la certeza de que la presencia de agua, incluso el aumento de la humedad ambiente, destruiría la estación receptora. Pero ya no podían hacer mas. Todo estaba listo. Así que avisaron al pelotón de mentálidos que habían entrenado durante eones para convertir cualquier mente que encontraran en el planeta receptor en un huesped para ellos anulando su voluntad, y los situaron en la zona de transporte. Pacientes, esperaron el momento inminente en que los técnicos pulsarían el botón rojo....
Hugo llegó a casa cansado. Doce horas trabajando eran demasiadas. Dijo hola después de cerrar la puerta, pero nadie le contestó. "Deben haber salido,"pensó. Dejó la bolsa con sus cosas y fué a la cocina a buscar algo de comer. Al ir a abrir la nevera, vió un jarrón nuevo en la mesa, con tres margaritas de color naranja y sin agua. "Están un poco marchitas", se dijo y automáticamente fué a buscar un vaso. Lo llenó de agua y se dirigió al jarrón. Inclinó el vaso encima, el líquido comenzó a caer y entonces sucedió. El jarrón simplemente desapareció. El agua cayó sobre la mesa y Hugo se apartó, sorprendido. Miraba la mesa con la mente en blanco, sin creerse lo que había pasado, pero el charco le decía que sí. Secó todo con papel de cocina y decidió irse a dormir. Pensó que aquello era lo mas increíble que le había pasado nunca y se durmió desconcertado, sin saber que había salvado el mundo de una esclavitud cierta, de momento....

1 comentario:

Salva dijo...

Que bueno, este es el relato que más me ha gustado por ahora.