Juego, luego existo

Texto: Martin Gallego


Cada vez me lo ponéis mas difícil, al igual que la protagonista de este relato, pero al final acabamos resolviendo la situación (con un poco de imaginación, claro…). Creo que Eduard me debe un café, porque la foto que me ha pasado se las trae….


Juego, luego existo



Siempre le pasaba igual. Llegaba un momento en que se bloqueaba y pensaba “¿Qué hago yo aquí?” Sabía que lo que mejor le funcionaba en esos momentos era cerrar los ojos, poner la mente en blanco y aislarse por completo. Claro que era difícil con las luces, las cámaras, el ruido, la gente…..Pero la experiencia era un grado y ella tenía mucho de lo primero... Así que se dijo “A trabajar” y se dispuso a seguir con energías renovadas. Había comenzado como siempre, a la manera estándar, haciendo la parte externa. Luego había agrupado los colores, y ahí es donde tenía ventaja sobre la mayoría de sus rivales. Veía muchos mas tonos de color que la gente normal, y en los rojos era donde mas divisiones de diferentes tonalidades podía hacer. Eso unido a su excelente memoria fotográfica de conjunto, y a su enorme retentiva del espacio en 3 dimensiones, hacía que fuera una superdotada y la campeona que era. Recordó sus inicios, cuando nadie la tomaba en serio excepto su padre, y fue él quien la llevó al extranjero a competir con 10 años, para probar. Y vaya si fue bien la prueba. Desde entonces era profesional, se ganaba la vida con lo que había comenzado siendo un juego. Volvió a la realidad y miró de reojo a sus rivales, todas chicas. Vio que iban atrasadas. El spiker bramaba jaleando al público y los focos iban de tablero a tablero, deslumbrándola cuando menos se lo esperaba. De repente, todo cuadró en su cabeza y no pudo evitar una sonrisa de autosatisfacción. Ya sabía cómo resolverlo, aún cuando le faltaba algo menos de la mitad. Sabía donde estaba cada pieza o cómo encontrarla, y se lanzó a una frenética exhibición de velocidad. Las cámaras y los focos se concentraron en ella, al fin y al cabo es lo que habían estado esperando. El comentarista gritaba mas fuerte que nunca y el rugido del público llegaba hasta ella, dándole alas. Sus manos iban tan rápido que costaba seguirlas con la vista, y las pequeñas dudas de posición se resolvían al instante. Sus rivales supieron que estaban perdidas. La mayoría dejaron su juego y se pusieron a mirarla como espectadoras privilegiadas de primera fila. Ella seguía con lo suyo. Esta vez la resolución fue larga, pero todo cuadraba. Estaba siendo una auténtica exhibición que se recordaría por mucho tiempo, y ella se sentía en plenitud de facultades. Dio gracias al fotógrafo que había tomado aquella imagen, aunque lo había maldecido la primera vez que la vio. Ya quedaba poco, y ahora estaba segura de que lo iba a conseguir. Una idea audaz la asaltó y se dijo “Ajá, lo voy a hacer” antes de soltar una carcajada y modificar su actuación. Ahora sus manos ya iban a hipervelocidad y eso unido a la música, la voz que atronaba, las luces flasheantes y el público enloquecido los llevó a una especie de climax colectivo que se resolvió cuando ella se dispuso a poner, ahora sí a cámara lenta, la última ficha y rellenar el hueco que había dejado intencionadamente justo en el centro de aquel puzzle de 10.000 piezas que la hacía campeona del mundo.

1 comentario:

Enrico dijo...

¡Uy! tengo mucho por leer, me he quedado atrasado, ya te he mandado mi foto para que me hagas el honor. A leer y saludos.