La gran evasión

Foto: Marta Pereyra
Texto: Martin Gallego
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Este cuento es para niños. Creo que está bién hacer una historia sencilla después de unos cuantos relatos serios y un poco retorcidos. Escribir para crios obliga a un ejercício de síntesis, a simplificar para que te entiendan. No me pude resistir a llamar Marta a la protagonista...
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La gran evasión
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Habló el caracol mas gordo y viejo. Dijo con voz fuerte: "Nos hemos reunido para elegir a uno de nosotros y enviarle a buscar ayuda. Hace tres días que estamos encerrados en esta jaula sin comida ni agua y empieza a oler mal (se oyeron algunas risitas por la parte del fondo). Así que propongo a Blub, el caracol mas listo y pequeño, para que salga a buscar ayuda y abrir la puerta. Blub estaba en ese momento con el dedo en la nariz y fue pillado por sorpresa. Los que estaban alrededor suyo se apartaron y se quedó solo en medio de la reunión. Hoy se había levantado chico. Ya sabéis que los caracoles pueden cambiar de chico a chicas, según les dé, y dicen que es muy divertido. Pues eso, se sacó el dedo de la nariz y dijo con voz de chico: "¿Y que tengo que hacer?" El caracol gordo le respondió: "Es fácil, saldrás fuera por un agujero que hemos hecho en una esquina y buscarás ayuda para abrir la jaula y poder escapar". "Vale, ¿y cuando salgo", dijo Blub, "Yá", dijo el gran caracol, y le acompañaron hasta el agujerito que habían preparado y por el que sólo podía pasar el mas pequeño de los caracoles, que era él. Lo de que era el caracol mas listo se lo dijeron para hacerle la pelota, estaba seguro. Blub pasó el cuerpo, apoyó la concha y cuatro o cinco caracoles fuertes empujaron. ¡Plop! hizo al salir, y de repente se encontró fuera. ¡Suerte Blub!¡Vuelve pronto!, le dijeron desde dentro. Él se hizo el chulito. Se estiró todo lo que pudo, puso la concha recta y se deslizó dejando un reguero de baba. Cuando llegó al suelo, fue hacia la puerta de la tienda y salió a la calle en busca de alguien. El sol le deslumbró y no le gustó. El suelo quemaba y no se veía a nadie por allí. ¡Y los coches pasaban muy deprisa! Ya no le parecía tan fácil la misión que le habían mandado, estaba empezando a pasarlo mal...... De repente, alguien lo cogió y lo levantó del suelo. Vió que era una niña pequeña, pero a él le parecía un gigante. Puso a Blub en su mano y lo acercó a sus ojos, para verlo bién. "¿Dónde vas?", le preguntó ella. Blub contestó: "Busco alguien para sacar a mis amigos de la jaula. ¿Me puedes ayudar?" . Ella se puso a pensar y dijo al cabo de un momento: "Vale, te ayudaré". Así que cerró la mano suavemente con Blub dentro y haciéndose la despistada se fué acercando a la jaula. Lo de hacerse la despistada no le costaba mucho, en el cole lo hacía a menudo, según su profesora. Cuando los caracoles la vieron llegar, se asustaron, pero ella les dijo:"Blub me lo ha contado, yo os sacaré de aquí". Se aseguró de que no miraba nadie y abrió la puerta de la jaula. Aquello parecía la puerta de un campo de fútbol, con los caracoles saliendo corriendo y gritando de alegría. Como eran muy educados, cuando pasaban al lado de la niña le daban las gracias o la saludaban con una reverencia. Cuando ya estaba la jaula casi vacía se oyó una voz detrás de la niña que dijo: "Pero Marta, ¿Qué has hecho?", y ella contestó: "Mamá, los he salvado. No habían hecho nada malo y estaban encarcelados". Ante aquella explicación, su madre no supo que contestar, y con un suspiro, se fué a buscar al dueño del colmado. Marta pensó que se había ganado una buena bronca, pero había valido la pena....

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Llego a través del fotolog de Marta Pereyra y te seguiré atentamente. Me has puesto una gran sonrisa con tu relato. :D
Un saludo. :)

Anónimo dijo...

Cuando era pequeña solté una caja entera de mariquitas en clase... menuda se montó! :-)

Me encantó el cuento!

Anónimo dijo...

Muy bonito, y mas si es para Nenes! saludos.

ercanito dijo...

Habría difuminado algo más la matrícula del Clío, pero por lo demás es una foto divertidísima.