Texto: Martin Gallego
Esta imagen destila sensualidad ( o eso me parece a mí). He intentado afrontar el reto de hacer un relato suave, sugerente, pero con grandes dosis de deseo.....
Una segunda oportunidad
Se acabó de quitar la ropa y se sentó en el borde de la cama. Pensó que había tenido su ocasión y la había dejado escapar. Como todos los viernes, habían acabado de trabajar y habían ido a comer algo junto con todos los del turno de la noche a un bar que abría muy temprano. Mientras estaban en la mesa sus miradas se habían cruzado varias veces, y las últimas iban acompañadas de sonrisas. Hacía ya tiempo que la atraía, cuando en la fábrica se cruzaban o se veían, siempre se fijaba en su figura. Imaginaba su cuerpo debajo de la ropa azul de trabajo, alienante, asexual, e imaginaba como sería arrancársela y descubrir el misterio de sus formas, el sabor de su piel, el olor de su deseo.... Se miró en el espejo, a medio desnudar, y se vio hermosa, incluso estando cansada como estaba. Se sabía deseada por los hombres y algunas mujeres. Pensó en como sería recorrer su piel, suavemente, y dejarse llevar y que su lengua explorara cada pliegue, cada rincón de su cuerpo que no podría ni querría negarle…… Cuando salieron fuera del bar estaba amaneciendo y lloviendo. Le preguntó si la levaba a casa, y durante el trayecto nadie habló. Estuvo a punto de decirle algo varias veces , pero no encontraba la manera de empezar. Normalmente no se cortaba, pero esta vez era diferente, la atracción y el deseo era tan fuerte que le embotaron la lengua. Cuando llegaron se bajó casi antes de que hubiera parado el coche y dijo gracias ya casi en la puerta de su casa, sin mirar atrás, como una adolescente. Ahora se sentía mal consigo misma. Se levantó para ir al lavabo cuando sonó el interfono:
-¿Si, quien es?
-Soy Susana otra vez, te has dejado el móvil en el coche
-Sube, por favor
Colgó el aparato y con un escalofrío de felicidad apoyó la espalda en la pared imaginando los instantes que vendrían a continuación, mágicos, hermosos, salvajes…… y le dio gracias al destino por permitirle una segunda oportunidad que no iba a desaprovechar.